Lo único que no recuerdo de ese cumpleaños es cuantos años cumplí... parece curioso pero pasado el tiempo y con varios cumpleaños más, parece que lo que queda nunca son los fríos números.
Supongo que tenía 9 o 10 años. Vivía en Viña del Mar, 7 Oriente 450 -cuantos recuerdos, cuantos amigos-, ese cumple me lo organizó
Esto de que te invitaran a los cumple de todos tus compañeros de curso, antes me compadecía, por esos papás que tenían que comprar tantos regalos, ahora me parece increíblemente "freak" porque entiendo que, como era lógico esperar, también encontraron una estrategia para enfrentar la avalancha de regalos que se les venía. Me llegaron (como también era costumbre), 10 solitarios, 14 tableros chinos, 5 combates naval.
Con el tiempo llegué a la conclusión que nuestros padres deben haber llegado a un acuerdo en alguna reunión de curso, para enfrentar tal cantidad de invitaciones de cumpleaños. Debe haber habido un listado de "opciones de regalo", seguramente no más de 5 diferentes. Lo que produjo un sistema de trueque increíble, yo al tener tal cantidad de tableros chinos, solitarios y combate naval, al cumpleaños siguiente elegía uno y se lo regalaba al siguiente beneficiario... si uno piensa en este sistema finalmente nadie era dueño de ningún regalo... el regalo era de todos los compañeros y todos los compañeros éramos dueños de todos los regalos.
Pero bueno...así eran las cosas en ese tiempo, nada muy original hasta este famoso cumpleaños.
Retomando los hechos, mi hermana se ofreció a organizarme el cumple. Hicimos en conjunto un listado de juegos que ahora para un niño parecerían salidos del nuevo testamento. La escondida, los países, el quemado...etc, etc. lo novedoso e interesante, como se habrán dado cuenta no eran los juegos sino los premios para los ganadores, que hábilmente mi hermana se preocupó que todos recibieran.
Se pueden imaginar que les entregaran de premio una llave verde metálica con una inscripción que diga "llave de la felicidad", o una pequeña botella con una arena dorada que diga “Polvos mágicos de Hada”, sí esos de Campanita que te permitían salir volando por la ventana para ir a la tierra de nunca jamás (por suerte en ese tiempo nadie vivía en esos grandes edificios de ahora y sólo algunos ganadores terminaron un poco aporreados luego de tirarse de la ventana de su casa).
En fin, fue una tarde increíble e inolvidable, algunos se fueron a su casa con superpoderes, otros con el 50% de la respuesta para encontrar la plena felicidad, (ya que mi hermana regalo la llave pero no le contó a nadie donde quedaba la puerta..jejeje), pero sin lugar a dudas ese cumpleaños me marcó a mi y a muchos de mis amigos, con decirles que hay uno por ahí que todavía tenía la llave y se la regaló a su polola cuando le pidió matrimonio, hay otro del que hace tiempo no hemos sabido y sospechamos a esta altura, que a lo mejor los que nos ganamos los polvos mágicos de campanita, no creíamos lo suficiente en las hadas o no teníamos el alma de un niño de aquel amigo del cual ya nunca nunca jamás… más se supo.
Por lo que si algún invitado de ese famoso cumpleaños lee estas líneas, no olvide dormir hoy y siempre con la ventana de su dormitorio bien abierta, no vaya a ser que por la cotidianeidad y la monotonía se pierda la visita una de estas noches de un viejo y querido amigo.
El Seba.